En la tarde del lunes 3 de octubre de 2022 se han presentado el cartel y de la papeleta de sitio de la salida extraordinaria de la Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo del sábado 22 de octubre de 2022 en el salón de actos de la sede del EXCMO. ATENEO DE SEVILLA. El acto ha sido magistralmente dirigido por el periodista y hermano D. Enrique Millán Cansino ante un aforo completamente lleno de hermanos y amigos que no han querido perderse esta primer acto del mes de octubre.

EL CARTEL

Cartel anunciador obra de D. Rafael Laureano

El cartel es un óleo sobre tabla con bastidor de 80 x 60 cm que presenta un fondo verde, como es el color de la esperanza, y no podía ser de otra forma tras los años que dejamos atrás. La esperanza es y está en Él, y en su resurrección. En este fondo vemos una forma geométrica, una estructura de rectas, oblicuas y curvas, porque el Señor escribe recto en renglones torcidos.

Él es el centro de la imagen y de Él emanan todos los símbolos y simbología representadas en la obra. En el brazo vemos la Giralda, eje inconfundible de la ciudad a la que el Señor abraza. Detrás de esta, apreciamos el ala del Ave Fénix, un ser mitológico de origen egipcio (asociado al sol y a las crecidas del Nilo), imperecedero en cuanto que cíclicamente muere y renace. Es adoptado por los cristianos desde el siglo I para representar a Jesús Resucitado quien, como aquella criatura, resurge desde la muerte con una vida que nunca se extingue.

La estrella habla de la vinculación de la Cofradía con el colegio La Salle, donde tiene sus orígenes. Esta también podemos verla en el nuevo palio de la Virgen de la Aurora, la verdadera estrella de la Hermandad. A la izquierda del astro, vemos la cruz con serpiente de bronce, que aparece en el pasaje del libro de los Números en el que Moisés, urgido por Dios, confecciona tal efigie y la pone en alto para que todo aquel que la mirase sanara de las mordeduras de una plaga de serpientes. Siglos más tarde, Jesús mismo establece una analogía profética entre su muerte en la cruz y la serpiente mosaica elevada sobre un madero: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del hombre, para que todo hombre que en él crea tenga la vida eterna” (Jn 3, 14-15). Justo debajo de esta, una calavera, pues Cristo vence a la muerte.

Sobre su brazo derecho, el pelícano que resucita a sus polluelos muertos regándolos con su sangre y tanto ama a sus crías que en tiempo de escasez se abre el pecho para alimentarlas con su sangre y su carne. En la derecha de la imagen y entrelazado con los pies vemos un pavo real, es un ave que los primeros cristianos –a partir de creencias grecorromanas y orientales que lo asocian a la inmortalidad, la belleza, la gloria, y la presencia y vigilancia divina– escogieron como símbolo de resurrección y vida eterna: su riquísimo plumaje, con su constelación de adornos semejante a la bóveda celeste donde mora Dios, se regenera cada primavera, en un ciclo incesante de renovación. Se creía que el pavo real era inmune al veneno de ciertas serpientes y, también, según experimentó San Agustín, que su carne no se descomponía al morir. Es fácil comprender, pues, que pudiera simbolizar tanto la propia Resurrección de Cristo, como la adquisición de un renovado cuerpo glorioso que no conocerá la corrupción. Bajo este pavo, unas palmas, símbolo del martirio con la que todas las Santas mártires son representadas en la iconografía Cristiana. En este caso hacen alusión a Santa Marina, Santa a la cual está dedicada la parroquia que es sede de la Hermandad.

También apreciamos la tipografía RESURRECCIÓN, siendo lo que le da sentido a nuestra fe y que, como un elemento más, se encuentra entrelazado con los demás símbolos, destacando que la tilde de la “O”, son los tres clavos que le pusieron a Cristo y de los que sólo le quedan sus estigmas. Todo el fondo está pintado con acrílico y dorado excepto el resto de elementos que han sido pintados al óleo. El cráneo, está superpuesto, pintado sobre papel italiano con acrílico.

Por último, nos queda el pez. Este es uno de los más antiguos símbolos con el que se representa al Salvador: pez en
griego se dice ΙΧΘΥΣ, que son también las siglas de Iησοῦς Χριστός, Θεοῦ Υἱός, Σωτήρ, es decir, “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”. Los primeros cristianos lo utilizaban en frescos y sarcófagos, como profesión de fe y como signo secreto para identificarse mutuamente. Por otro lado, el pez hace alusión a la historia de la ballena de Jonás (Jon, 1-2), con la que Jesús mismo profetiza su Resurrección: “Así como estuvo Jonás tres días y tres noches en el seno del cetáceo, así estaré yo tres días en el seno de la tierra” (Mt 12, 40). O la multiplicación de los panes y los peces. Este pez, no ha sido pintado por mí, ni tan siquiera diseñado, se ha hecho mediante el uso de la Inteligencia Artificial, que ha dejado de ser “ciencia ficción” para convertirse en una realidad con infinitas aplicaciones.

Y es que ha sido un programa informático el encargado de elaborar el trabajo. El software utilizado se llama DALL·E 2, anagrama de Salvador Dalí y el robot WALL·E de Pixar. Surgió hace poco menos de un año de la mano de Open-AI, compañía sin ánimo de lucro fundada por Sam Altman y Elon Musk, con la habilidad de elaborar imágenes digitales
a partir de descripciones. Gracias a esta capacidad creativa, la IA es capaz de diseñar escenas o figuras de alta calidad, originales y en incontables estilos artísticos, con el único límite de la imaginación expuesta en la petición del usuario. Es la primera vez que se hace esto en un cartel.

LA PAPELETA DE SITIO

Papeleta de Sitio conmemorativa

La Papeleta de Sitio es un acrílico sobre tabla de 30 x 30 centímetros en el que aparece en la esquina inferior izquierda el Señor triunfante y en actitud de avance. Con la misma mano que bendice sostiene el lábaro en ondeante movimiento, con vida.

El color rojo en el lábaro simboliza la sangre (recordando la muerte martirial de Cristo) y la fuerza del Espíritu Santo. Se refiere a la virtud del amor de Dios, a la presencia de su espíritu con nosotros todos los días de nuestra vida como un eterno pentecostés.

La Cruz, como remate del lábaro, es la antesala de la resurrección. Símbolo de esperanza y puerta de una nueva vida. Con la adaptación del lábaro a la imagen contemporánea y barroca del Señor, se une parcialmente la historia de la iglesia de Sevilla, venerando y conociendo de primera mano la Resurrección del Señor, uniendo las representaciones del arte primeras con la que hoy en día veneramos.

En cuanto al fondo, los colores utilizados son el blanco como el color de la Virgen (pues aunque en las Escrituras no aparezca, María fue testigo directo de la Resurrección del Señor), y al fin y al cabo, la Virgen no deja de ser la tierra fértil dónde brotó la luz de la humanidad. También aparecen el azul, color identificativo de nuestra Hermandad, y el amarillo, que, junto con el propio azul, asociamos al origen lasaliano de la Hermandad.